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Contratar no es suficiente: diseñamos puentes relacionales para una integración efectiva.

Incorporar a un nuevo líder siempre implica una apuesta. Aun con una trayectoria destacada y competencias sólidas, hay un factor que puede definir el éxito o el desgaste de esa incorporación: el modo en que logra generar vínculo con su equipo directo. Y eso se nota desde el día uno.

En organizaciones complejas o con culturas muy arraigadas, los primeros meses pueden convertirse en una carrera de obstáculos silenciosos. Malentendidos, expectativas no conversadas o estilos disonantes pueden erosionar, sin quererlo, la legitimidad del nuevo liderazgo.

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En ese escenario, la pregunta ya no es sólo: ¿Esta persona tiene lo que se necesita para liderar? sino también, ¿Cómo podemos ayudarle a construir puentes con quienes va a liderar?


En procesos de hunting, lo más común es quedarnos con la versión que entrega el jefe directo o, en muchos casos, Recursos Humanos.Pero la verdadera radiografía del terreno se obtiene conversando con el equipo que lo recibirá. Escuchar de primera fuente cómo funcionan, cómo se comunican, qué valoran y qué desafíos enfrentan, nos da una perspectiva única: ahí es donde el nuevo gerente tendrá que ganarse su espacio y construir confianza desde el primer día.

Con esta información, no solo afinamos la selección para que el perfil sea más preciso, sino que también entregamos al nuevo gerente un mapa claro de la dinámica que lo espera, acompañado de estrategias concretas para que su aterrizaje sea más fluido y efectivo.


Y, sobre todo, facilitar la creación de un bond: una alianza estratégica que convierte las ideas en acción y los objetivos en logros concretos.

 
 
 

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