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La "gig economy": lo que significa para tu empresa y tu carrera

Una transformación silenciosa que cambia la forma en que trabajamos

En el mundo laboral está ocurriendo una transformación silenciosa, pero profunda. La llamamos gig economy: un modelo en el que los profesionales trabajan por proyectos, tareas específicas o colaboraciones independientes, en lugar de hacerlo bajo contratos tradicionales de largo plazo.


El término fue popularizado en 2009 por la periodista Tina Brown en The Daily Beast, inspirado en la palabra gig, que en inglés se usaba para describir un concierto o trabajo puntual. Desde entonces, este concepto se ha convertido en una manera de entender un fenómeno global que no deja de crecer. En Estados Unidos, 36 % de los trabajadores ya participa de la gig economy: más de 57 millones de personas que optan por la independencia y la flexibilidad. En Europa avanza con fuerza, y en Latinoamérica —incluido Chile— los primeros indicadores muestran que seguimos la misma dirección.


Más que una tendencia laboral, un cambio social

Hablar de gig economy no es hablar solo de contratos o de plataformas digitales. Es hablar de un cambio cultural y generacional.

Hoy, miles de personas ya no buscan únicamente “tener un empleo estable”: buscan aprender, participar en proyectos con sentido, colaborar con distintos clientes y diversificar sus experiencias. El trabajo dejó de ser un lugar único para convertirse en una red de oportunidades.

Para las nuevas generaciones, esto es especialmente relevante: no quieren pasar 20 años en el mismo puesto, sino vivir experiencias dinámicas, crecer profesionalmente y tener más equilibrio entre su vida personal y laboral.


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El impacto en la búsqueda de empleo y las carreras profesionales

La carrera lineal —entrar a una empresa, ascender poco a poco y jubilarse en ella— está perdiendo protagonismo.

Hoy, los profesionales diseñan trayectorias híbridas que combinan empleos fijos, proyectos freelance y aprendizaje continuo. Esto exige nuevas competencias:

  • construir una marca personal sólida,

  • desarrollar habilidades digitales y de autogestión,

  • y estar dispuestos a adaptarse rápidamente a distintos entornos.

Para las empresas, el desafío es igual de grande: ya no contratan solo perfiles, contratan capacidades bajo demanda. Y deben aprender a integrar esas capacidades externas sin perder cohesión interna.


La reconfiguración de las organizaciones

La gig economy también está cambiando la manera en que se organizan las empresas.

  • Pasamos de estructuras rígidas y jerárquicas a modelos más líquidos y flexibles, donde equipos entran y salen según las necesidades de cada proyecto.

  • La cultura organizacional ya no se construye solo con quienes tienen un contrato indefinido, sino también con quienes colaboran por semanas o meses.

  • La noción de pertenencia cambia: sentirse parte ya no depende de la permanencia, sino de la calidad de la experiencia laboral.


Beneficios y desafíos de este nuevo modelo

La gig economy ofrece ventajas estratégicas evidentes:

  • acceso a talento altamente especializado,

  • mayor agilidad para adaptarse a los cambios del mercado,

  • impulso a la innovación mediante miradas externas,

  • y profesionales motivados que llegan con energía y perspectivas frescas.

Pero también trae desafíos:

  • integrar equipos híbridos sin perder cohesión,

  • establecer marcos contractuales claros,

  • mantener la cultura organizacional,

  • y rediseñar la propuesta de valor también para quienes trabajan por proyectos.


Entonces, ¿cómo debemos prepararnos?

La respuesta no está en resistirse, sino en anticiparse. Esto implica:

  • repensar la estrategia de talento para combinar roles fijos y flexibles,

  • formar líderes capaces de gestionar equipos diversos,

  • invertir en tecnología que facilite la colaboración,

  • y construir propuestas de valor inclusivas para todo tipo de colaboradores.


La gig economy no es una moda, ni un fenómeno marginal. Es el reflejo de un mundo laboral que evoluciona hacia la flexibilidad, la autonomía y la diversidad de experiencias. Integrar esta tendencia no es simplemente una cuestión de contratación flexible: es una estrategia de negocio. Las organizaciones que logren integrar esta amplitud de perspectivas en sus equipos serán más competitivas, innovadoras y sostenibles en el tiempo.


 
 
 

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